El museo de Arte de Mississippi, ubicado en la ciudad de Jackson, reemplazó su estacionamiento, con un jardín de arte que sirve como un patio delantero de bienvenida a la comunidad, decorado con fuentes de coloridos mosaicos en cerámica.
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El director del Museo de Mississippi, Betsy Bradley y Madge Bemiss, arquitecto del museo de Richmond, imaginaron un lugar donde los niños pudieran jugar, lleno de imágenes y sonidos reales atractivos para las familias.
Un comité, encabezado por Bemiss y Bradley, donde también participan un arquitecto paisajista, varios artistas, ingenieros, expertos en construcción y otros profesionales en distintas áreas, trabajaron juntos para dar vida al proyecto, donde se dispusiera de un gran espacio verde que incorporara diferentes áreas para actividades y diversas obras de arte. Una de esas áreas, son las fuentes para niños con obras de la artista Martha Ferris.
El diseño de las fuentes se basa en obras de la artista que comenzaron como dibujos inspirados en los estanques de Mississippi, los cuales proporcionan un hábitat natural para una gran cantidad de flora, fauna y vida silvestre, incluyendo caimanes, serpientes, aves acuáticas, tortugas, ranas y lirios de agua.
Los diseños de colores brillantes de las piscinas de las dos fuentes, incluyen mosaicos de porcelana, en donde los niños pueden saltar y jugar. Cada piscina contiene 7 cabezas que rocían agua desde el centro de cada lirio. El diseño incluye tres ranas incrustadas en la superficie de concreto que rodea a las dos fuentes. Una de ellas conduce a la primera piscina, la otra se ubica en medio de las dos fuentes y la tercera rana conduce desde la segunda piscina a los escalones de la entrada del museo.
Imágen tomada de tile-magazine.com
La artista, encargada de dar vida con sus obras a las dos piscinas de las fuentes, trabajó de la mano con Jim Burnard, Presidente de Colorco, especialistas de mosaicos, para elegir piezas de cerámica sin esmaltar de American Olean y Daltile Keystone en 36 colores diferentes. Estos tipos de baldosa se eligieron ya que son las únicas apropiadas para soportar el desgaste provocado por los niños y el clima, además de ser antideslizantes, resistentes a la congelación y no tienen bordes afilados.
Al momento de escoger los colores de las baldosas, la preocupación estaba en que los colores del diseño original eran mucho más vivos que los de las piezas de cerámica. Sin embargo, estos colores más tenues y terrosos de las baldosas, otorgaron un toque de elegancia al diseño final; además, cuando las baldosas se mojan, los colores se vuelven más radiantes.
Retos en el proyecto
Luego de escoger el material con los colores respectivos, el siguiente paso consistió en fabricar los azulejos, pero había algunos componentes clave que tuvieron que considerarse para realizar un trabajo exitoso. El reto principal era que se trataba de una piscina donde los niños pudieran jugar, con una fuente incorporada. La obra de Martha Ferris tenía que alinearse con los rociadores de agua, los cuales saldrían de los centros de las flores.
Imágen tomada de tile-magazine.com
Para superar este reto, se utilizó la tecnología CAD (Diseño asistido por computadora) para que todas las partes se pudieran comunicar. El arquitecto del proyecto, Madge Bemiss, envió a través de correo electrónico los dibujos en CAD a la artista, lo que dio dimensiones exactas de las dos piscinas. Usando PhotoShop, Ferris colocó sus dibujos en los contornos adecuados. Burnard necesitaba esas representaciones en CAD altamente especificadas para obtener medidas exactas del espacio de diseño. Gracias a esto, Colorco pudo fabricar con precisión los mosaicos para los pisos de las piscinas.
La elaboración a mano de todas las piezas se realizó en dos meses y medio. Uno de los aspectos más importantes durante la realización del proyecto, fue que además de la fabricación de las baldosas, Colorco se encargó de hacer una plantilla del diseño, de manera que el equipo de construcción conociera específicamente dónde colocar cada rociador de agua.
Desafíos durante la instalación
Para la instalación de las baldosas, se usó el adhesivo Granirapid en Polvo y Líquido. Con el Granirapid líquido se utilizó un aditivo de látex que le dio una mejor adhesión a las baldosas con el concreto.
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Sin embargo, el cambiante clima de Mississippi produjo algunos desafíos inesperados para los instaladores. La instalación tardó cinco días, que era más de lo que se había presupuestado, ya que durante el proceso hubo altas temperaturas, humedad e inesperadamente también vinieron lluvias inesperadas que afectaron el trabajo.
Durante toda la semana fue importante mantener el área de trabajo a la sombra así que se dispusieron un par de toldos; pero cuando la lluvia torrencial se produjo, el 30% de los azulejos se desprendieron de sus respectivos soportes de plástico provisionales, así que Ferris tuvo que trabajar con los instaladores para sujetar de nuevo las piezas en sus respectivos lugares.
Luego de grandes desafíos y trabajos, finalmente el Museo de Mississippi abrió el nuevo escenario al público el 29 de septiembre de 2011.