Cada superficie de piedra, requiere tratamientos diferentes, con el fin de dar texturas y acabados que se acoplen a los diseños de los espacios en los cuales van a ser aplicadas.
En el caso de la mayoría de superficies pétreas, se utilizan tratamientos químicos o abrasivos.
Cuando es utilizada la abrasión, se emplean cepillos con cerdas impregnadas de abrasivo de diferentes granulometrías, las cuales determinan la textura final de la piedra.
Por su parte, cuando se utilizan productos químicos, especialmente de PH ácido, éstos son aplicados a la superficie de la piedra, dejándolos actuar por un tiempo hasta lograr el efecto deseado.
En el mármol, así como en las demás superficies, también se aplican varios tratamientos y procesos, con el fin de dar diferentes aspectos, como por ejemplo el envejecido. Tanto el mármol, como cada uno de sus procesos y tratamientos, requieren de muchos cuidados, algunas veces más específicos y cuidadosos que los de las otras piedras.
Para lograr un acabado envejecido, no es necesario utilizar ningún tipo de químico, ya sea ácido, hidrofugante, barniz, etc. A través de algunos procesos, se logra conseguir una textura rugosa y con un ligero brillo natural, resultando en hermosas y auténticas piezas, ideales para aplicaciones en cuartos de baño, terrazas y decoración de fachadas, locales comerciales y construcción en general.
Su limpieza y mantenimiento debe llevarse a cabo con productos suaves y neutros, como por ejemplo jabón de manos o un jabón especial para mármol, siempre teniendo en cuenta el lugar en el que se encuentra la piedra.
En zonas como la cocina, por ejemplo, el mármol requiere un mayor cuidado debido al uso de aceites y otros productos que pueden ser absorbidos por la piedra si no se limpian inmediatamente.
En el caso de las terrazas y solerías, dependiendo del tránsito de la vivienda, el mantenimiento debe hacerse con una máquina abrillantadora con el fin de mantener el brillo.